Opinión | GLOBAL-MENTE

Xi Jinping, de visita en Europa

BAJÓ DEL AVIÓN en París el lunes, a su lado su esposa Peng Liyuan, vestida con discreta elegancia oriental. Él, Xi Jinping, el todopoderoso presidente de China, con su habitual sonrisa, hierática e impenetrable, la misma con la que aparece siempre en público. 

Era su primera visita a Europa en cinco años, y escogió Francia como primera parada. Una deferencia hacia el país que hace 60 años, en 1964, fue el primero de Occidente en reconocer a la República Popular de China, entonces en el ostracismo. 

Tampoco será casual que el presidente chino viniera a Europa justo unas semanas antes de las elecciones europeas, porque en su agenda traía varios asuntos a tratar que afectan a la UE, aunque Xi prefiera abordarlos bilateralmente, por aquello del viejo consejo, divide y vencerás. 

En el Elíseo se reunió con Emmanuel Macron y Ursula Von der Leyen, para tratar de las fricciones comerciales entre el gigante asiático y la UE por mor de los vehículos eléctricos (VE) chinos a los que la Comisión Europea ha abierto una investigación para determinar si se benefician de subsidios a la exportación. La presidenta de la Comisión fue muy clara al decir que los subsidios son masivos, que distorsionan el mercado europeo, que son una amenaza para el empleo y que “Europa no dudará en tomar decisiones duras y necesarias para proteger su mercado”. 

O sea, que si la investigación demuestra que los VE chinos se venden en Europa por debajo de su coste de producción, es que hay dumping y la UE podría imponer tarifas aduaneras desencadenando una guerra comercial. 

El Gobierno chino niega la mayor, y ya amagó con represalias contra… el coñac francés. Y es que fue precisamente Francia quien más presionó a la CE para que abriera la investigación. No así Alemania que es muy reticente dado los intereses que tienen sus fabricantes de automóviles en China.

Macron, siguiendo su táctica de engatusar al contrincante, invitó a Xi Jinping y Peng Liyuan a los Pirineos, donde les obsequió con jamón, queso –bien sur– y una copa de armañac.

Intentó convencer a su invitado de que sí hay un desequilibrio comercial entre la UE y China (292 mil millones de déficit comercial en 2023 para los europeos) y de que facilitara el acceso de las firmas europeas al mercado chino. Pues, el jamón muy rico, pero del resto poco o nada. Xi solo dijo que aceptaba conversar sobre las fricciones comerciales, respuesta diplomática, después de todo a China tampoco le conviene una guerra de tarifas aduaneras con la UE y andar a malas con los europeos. 

De hecho la influencia de Pekín en Europa del este se resintió con la guerra de Ucrania. La República Checa, Polonia y sobretodo las repúblicas bálticas están muy mosqueadas por el apoyo de China a Rusia, por mucho que Pekín lo niegue y aparente neutralidad. Pero claro, en la UE siempre hay un resquicio por donde colarse y esta vez está en Hungría. 

Allí también viajó Xi Jinping para ver al amigo Viktor Orbán. El país centroeuropeo es desde hace años receptor de inversiones chinas en infraestructuras viarias. Ahora el fabricante chino BYD va a montar una factoría de VE allí y ya está en construcción una planta de baterías de litio con capital chino. Hungría será la puerta de entrada en la UE de los dichosos VE chinos, que ensamblados allí, se librarían de las tarifas aduaneras. ¿Qué fue del proteccionismo?